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Polos opuestos

Creo que esta es la última confesión de esta corta historia. Hace un par de meses relaté como es que me estaba enamorando de una desconocida que nisiquiera sabia que yo existía. Que la había visto caminar por los pasillos de mi lugar de trabajo con abrigos y que un par de veces la escuché hablar. Que con eso bastó para hacerme reir y desde ese momento comencé a observarla.

El asuntó es que en contra de los pocos consejos que me dieron, me atreví a hablarle.

A la hora de almuerzo, primero fue pidiéndole la sal, luego saludándola cuando me sentaba, ella contestaba pero jamás dio pie a conversación alguna, hasta que un día haciéndome el weon le pregunté por su compañero -a quién conocía ya que trataba algunos contratos con él- y todo comenzó a fluir. Primero tranquilo y, un día que la pillé almorzando sola, me senté a su lado y le metí conversa.

Fue el peor error.

Tenemos gustos similares; cine, libros, música pero nuestras opiniones era completamente opuestas y aunque yo soy más tímido, ella es mucho más generosa y compasiva. Nunca había conocido a nadie que no juzgara a nadie por nada. Vengo de una familia en que todos piensan que quienes nada tienen es porque quieren, y hasta yo incluso llegué a creerme eso. Hasta que claro, ella intervino.

Comenzó con que nadie nacia pidiéndo ser indigente, ladrón o asesino. Que las oportunidades están vedadas o son muy díficiles para a quienes les faltan recursos y, en ese momento yo le admití que no era mi caso. Vengo de una familia y sector acomodado. Ella no. ¿Que es lo que más me gustaba? que aún a pesar de tener una crianza completamente diferente y saber sobre mi, jamás escuché en sus palabras resentimiento o molestia sobre lo que ella consideraba importante y que para mi no lo era.

Había llegado a este lugar con la expectativa de cumplir mis horas e irme al sector privado, ahora quiero hacer más. Quiero ayudar a mejorar todo el sistema al cual entré y nunca antes había tenido esa idea, por lo menos no antes de conocerla a ella.

¿Que más? ah si, la atracción que ella ejercía sobre mi se volvió incontrolable, quería estar todo el día con ella, hablando o mirándola. Hasta me gustaba cuando hablaba de su familia, de su marido y de su hijo, como le cambiaba el rostro cuando nos mostraba (porque al final formamos un grupo para almorzar, ella y sus amigas, más yo y mis amigos) los videos de su última gracia. Cuando se ponía a jugar con él en los pasillos a la espera de que su marido (¡Bastarado afortunado¡) la fuera a buscar. Incluso cuando hablaba de él.

El solo saber que podría hablar con ella me ayudaba a levantarme, y ahora, por voluntad propia me alejo de todos. Me iba bien en la pega y la influencia de ella mejoró en todos los aspectos de mi trabajo, incluso mi jefatura me lo dijo.

El problema es que ahora todo lo que me rodea y la forma en la cual me criaron me parece egoísta y superficial. Y no les miento cuando les digo que toda mi vida me hicieron creer que desde plaza italia para abajo nadie sabía lo que realmente pasaba. Que el descontento social era casi por maña, ahora sé que no es así y lo agardezco profundamente.

Así que me voy, estoy más enamorado que la chucha pero no puedo seguir así. Ella jamás me verá porque ama a su esposo e hijo. Me voy de mi casa porque crecí en un ambiente que solo valora el individulismo sádico, en donde solo somos yo y nadie más. Y no quiero eso, quiero ayudar, quiero mejorar las cosas.

Adios, amor mio. Te extrañare y gracias, muchas gracias.



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