Reestablecer contraseña

La dirección de correo electrónico está asociada a tu cuenta.

¿Por qué registarse?

Full Confession Control

Actualizar / eliminar o editar tus confesiones.

Notificaciones

Suscríbase para recibir notificaciones por email con las respuestas a tus confesiones.

Publicidad

¿Quieres publicitarte con nosotros? Comienza creando una cuenta.

¿Tienes alguna confesión laboral?

El nombre es opcional o puedes poner un seudónimo si lo deseas.

Mejor que sea mino

Confieso esto con un poco de vergüenza. Yo estaba aburrida la cuarentena, de no poder salir, llevaba años soltera, ya no quería saber nada más de hombres, me tenían chata. Y con mis amigas veía como otras mujeres a sus parejos les sacan autos, casas, viajes. Y yo trabajando como enferma para arrendar una pieza. Me dije a mí misma ¿por qué no?

Me voy a buscar a un gallo que por último me quiera cambiar el auto, y como dijo la geisha chilena en una entrevista: 'tenía sexo enamorada con hombres que me trataron pésimo, por qué no lo voy a hacer por plata para mis hijos?'

En tiempos de cuarentena no hay mucho por donde buscar, así que dentro de la misma empresa donde trabajo había un hombre bastante mayor que yo, que gana buenas lucas y que tiene fama de ser mujeriego. Así que me dije, aquí la tengo fácil.

Fui a su oficina para conversar con él y hacerme la simpática. Le llevé un café y unas galletas. No pasaron ni 5 minutos de conversación y ya me había contado que estaba separado, que hacía todas sus cosas solo, que le tocaba planchar, lavar su ropa, cocinarse y que necesitaba a una mujer al lado.

Yo lo miraba y me preguntaba a mí misma si sería capaz de 'hacerla'. Lo veía gordo, sudoroso, lentes con cristales gruesos, su oficina tenía un fuerte olor a transpiración. El típico hombre viejo que no se sabe vestir. Pantalones sueltos, sweater apretado que le marca la guata que pasaría piola por embarazado de 8 meses.

Tenía la frase de la geisha en mi mente. Pensaba en la Carlita Ochoa quien conoció todo el mundo gracias a la billetera de papurri. Pensaba en las esposas de futbolistas que educan a sus hijos en Europa. Recordé también a la Belencita que post término con el negro recibió $280.000.000. Pensé, si estas chiquillas pudieron, yo también puedo.

Unos días después, tuvimos un primer encuentro a solas en una oficina. Él intentó darme un beso, pero con su guata me empujó contra la pared. Nunca había estado con un hombre con tanta guata, literalmente no nos alcanzábamos. Yo figuraba aplastada contra la pared, mientras él por el costado trataba de alcanzarme para poder darme un beso.

Un tiempo después lo invité a mi casa en la noche, para 'conversar'. Él fue al baño que está al lado de mi pieza y escuché cosas que no quiero recordar. Un chorro no continuo que me hizo pensar en problemas a la próstata. Se pegó un concierto de gases, que agradezco que tuvo la deferencia de hacerlo en el baño y no en mi pieza.

Estando en mi cama, él transpiraba como caballo de bandío. Me tenía todas mis sábanas mojadas y eso que no alcanzamos a hacer nada. El perla no se quiso poner preservativo, así que le dije que NO no más. Yo quería dormir, pero él estaba roncando como locomotora. Le pedí que se fuera, y no quiso porque estábamos en toque de queda.

Estaba más arrepentida que la xuxa, de verlo me daba asco. Mientras lo miraba, transpirando, guatón, roncando me dije a mí misma, ¿qué mierda estoy haciendo? Y aunque me regalara un departamento en Las Condes, ¿valdrá la pena?.

Lo desperté no más, le pedí que se fuera. Se demoró varios minutos en poder pararse, se tuvo que sujetar en la calefacción para poder impulsarse para ponerse de pie debajo de esa guata... Fue cuático. Yo no sé qué cara habré tenido, me dijo que me iba a venir a ver al día siguiente. Le dije que no, que iba a estar ocupada.

Me sentí tan asqueada después y eso que no tuvimos contacto sexual. Quizás la gracia es hacerlo con un gallo con plata, pero mino.

Me conformaré con estar sola, arrendar una pieza, vacacionar en la casa de mi mamá, seguir en el auto que se llueve por dentro.



No te reprimas. Completamente anónimo.

Suscríbete a nuestra lista de correo.

Ingresa tu email y te mandaremos las últimas confesiones
Nosotros valoramos tu privacidad, nunca compartiremos tu correo con nadie.