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Al final da lo mismo

Siguiendo con las confesiones de robos, aquí va mi historia...

En sept del año pasado, decidimos contratar a alguien para que nos ayude en el depto. Entrevisté a varias personas hasta que elegimos a una chica extranjera que prácticamente suplicó que le diéramos una oportunidad. Nos dijo que llevaba poco en el país y que durante meses no podía encontrar trabajo. Por cierto, quisiera mencionar que no la elegimos por ser extranjera y pagar menos, de hecho, ella nos cobró una cantidad que nosotros mejoramos. Agrego que somos un matrimonio joven, sin hijos y sin mascotas, ambos con teletrabajo, así que sus tareas tampoco eran excesivas.

Las primeras semanas fueron difíciles, al parecer no sabía mucho de labores doméstica (raro porque en su CV aparecía que sí tenía experiencia, pero en fin, la 1era vez mojó toda la cocina, dejó un trapo estilando encima del tablero eléctrico de la lavadora, limpió el congelador con lustra muebles, etc.). Quizás otros la habrían despedido, pero nosotros solo corregimos.

Con el tiempo, las cosas mejoraron, nos acostumbramos a ella. Le dimos un lugar en nuestra mesa (cada vez que llegaba le preguntábamos si había desayunado, la invitábamos a almorzar, le regalábamos cosas).

Al tiempo de su llegada, comencé a notar que me faltaban algunas cosas, pero mínimas. Me sentí mal al sospechar de ella, así que simplemente forcé explicaciones, tales como: 'lo debí botar sin darme cuenta, debimos haber consumido esas cosas, etc.'

Llegó noviembre y por razones de fuerza mayor, tuve que salir y, en ocasiones, con mi esposo. Ya no habían mermas, así que me confié y la dejé sola en varias ocasiones. Estábamos tan ocupados que, durante ese mes, ella nos cocinaba y ordenaba el depto (solo cocina y aseo, el lavado de ropa nunca). A mediados de mes, nos informa que le ofrecen un mejor trabajo en una casa grande y que le convenía, pero quería seguir con nosotros un día por semana. Le dijimos que ningún problema. Terminó de trabajar y se despidió. Dos días después, fuimos a lavar y grande fue nuestra sorpresa al darnos cuenta de que nos había vaciado los envases grandes de detergente y los llenó con agua. Me limité a enviarle un whatsapp y la bloqueé. No pude hacer más, me sentía muy mal porque mi esposo y suegra me advirtieron que tuviera cuidado y me confié demasiado. Además, ya la lista de cosas faltantes subía cada vez más. Mi familia considera que la debí denunciar, pero sin pruebas concretas, ¿realmente se puede hacer algo? Y, honestamente, no me dolieron tanto las cosas robadas, sino más bien la traición, eso sí me dolió.

Entonces, seas un buen o mal jefe, igual te cagan. No existe una fórmula mágica para que la gente sea decente contigo. Y, lo peor, después pagan justos por pecadores porque nosotros decidimos no volver a abrir las puertas de nuestro hogar a un desconocido.



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