Un poco injusto

Hace más de tres años me comenzó a gustar un muchacho 2 años mayor que yo. Nos conocíamos desde pequeños y siempre hubo una bonita relación de amistad, nuestras familias se conocían y él siempre estuvo presente en situaciones difíciles de mi vida.

Siempre me atrajo como hombre, hasta que llegó el momento en que decidí conquistarlo. Fueron más de dos años, tratando de ganarme su amor, demostrándole que era incondicional para con él, en todo ese periodo de conquista él paso por muchas cosas y yo siempre estuve a su lado apoyándolo, , esperando que algún día se diera cuenta de lo mucho que lo quería.

Pero ¿Que paso? Lo único que hice fue desgastarme y rebajarme como mujer, el solo me hacía desplantes en público, me rechazaba, me retaba y siempre se mostraba duro conmigo, yo siempre le respondía sus ataques, de primera para mí era un juego de coquetería, pero con el pasar del tiempo me fueron afectando sus actitudes. Trate de cambiar mi forma de ser y de vestir solo para agradarlo a él, me negué y me cuestione a mí misma y mi autoestima se fue hasta más abajo del piso. El delante de la gente era un patán conmigo pero cuando estábamos a solas salía ese hombre tierno y amable que me hacía sentir cálido el corazón con sus palabras y compañía, el hombre que me abrazaba y me sentía completa, pero que al mismo tiempo era mi ejecutor. Él se daba cuenta de mis sentimientos hacia él, en varias ocasiones estuvimos a punto de besarnos pero nunca llegábamos a nada.
Llego el momento en que me rendí, me dije a mi misma que si en algún momento tenía que pasar algo, pasaría, además que siempre mantuve la esperanza que él me quisiera como yo era, con mis defectos y virtudes, que se diera cuenta de la gran mujer que soy, pero no fue así.

Al tiempo después que me canse de conquistarlo, me entero que esta de novio con una muchacha. Se me vino el mundo abajo, mi corazón se rompió en mil pedazos. Dentro de mi ardió una rabia como nunca antes la había sentido, el noto mi cambio de actitud para con él, porque según yo era su “amiga” y esperaba que estuviera feliz, pero no fue así. Llego un momento dado en que nos juntamos a conversar y deje salir toda mi rabia, le vomite todo lo que sentía, todo lo que me hizo pasar y hasta qué punto sus desplantes me hicieron daño; solo me pidió perdón que su intención jamás fue herirme, que solo eran bromas que él hacía nada más y que jamás pensó que había herido tanto mi corazón, me dio las gracias porque siempre estuve con él en sus momentos difíciles, y yo lo único que hice en ese momento fue llorar delante de él y mostrarle lo roto que dejo mi corazón.

Para finalizar, ya paso más de un año y medio de aquello y yo quede rota, armándome de a poco, y lo que más me duele hoy, es que él se casa con la que dice es el amor de su vida. Para él fue fácil decir: PERDONAME, pero la que se tuvo que armar y sanar fui yo. Lo que más me duele que él ahora está feliz gozando el día de su matrimonio y yo acá con mis heridas, quizás ya no duelen tanto como antes pero aun siento el ardor, la rabia de ver que el solo pidió perdón y siguió con su vida, y a mí me ha costado ponerme de pie y avanzar, tener que llegar al extremo de ir a terapia psicológica por el daño que me permití que me hiciera.

Me duele ver que él ahora está feliz y yo aún estoy recuperándome de las heridas, lo único que pido es justicia de la vida, y que pruebe aunque sea un poco el dolor que él me hizo pasar.