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Mucho rollo

Hablando de amoríos en el trabajo, como decía el amigo de la #17676, voy a contar una experiencia que tuve por ahí por el 2010, que no fue tan maravillosa. Trabajaba en una empresa 'X' del retail, en el servicio técnico, la cosa es que un día llegó una colega, recién titulada de carrera técnica, tenía unos 21 años, digamos que se llamaba Carla.

Yo tenía en ese tiempo 23, pero era el más antiguo en el área, por ende era como el Jefe, o algo así, porque todos ganábamos lo mismo pero yo sabía más de todo y todos me preguntaban todo. La cosa es que si bien Carla era bonita y agraciada, no era de mi estilo por lo tanto nunca se me pasó por la cabeza tener algo con ella. Bueno, pasaron unos meses hasta que llegó fin de año y la salida de la empresa, fuimos a un conocido restaurante y después nos fuimos a la casa de otro colega a seguir la fiesta, allá cada vez fuimos quedando menos. La cosa es que al final de la noche, ya éramos 4. Uno de mis compañeros se ofreció a irnos a dejar, la cosa es que Carla hace rato andaba rara viendo mucho su teléfono y esas cosas. Yo no me quise ir, porque al lunes siguiente salía de vacaciones (este punto es importante) así que no tenía apuro por nada. Mi colega el del auto se fue y quedamos 3, y al pasar unas horas ya el dueño de casa se durmió y quedé solo con Carla, empecé a preguntarle que qué le pasaba, porque la notaba medio rara y me dijo que había peleado con el pololo, que era un tipo poco serio, inmaduro y blahblahblah.

La cosa es que entre trago y trago, entre risita y risita, terminó pasando de todo, pero fue con cuatica, hasta el amanecer, nos fuimos a acostar en una pieza y simplemente pasó, yo creo que ninguno de los 2 lo pensó mucho, aunque yo estaba soltero así que no había mucho que pensar por mi parte. Durante la noche lo único que hizo Carla fue hablar mal de su pololo, que era aburrido en la cama, que era 'normalito' y tanta cosa (y yo no soy tampoco incomparable, pero con trago uno se pone creativo). Al otro día (o las pocas horas más bien dicho), sin dormir nada, nos levantamos, nos bañamos, tomamos desayuno y nos fuimos, llegamos al metro, nos compramos unas aguas minerales, nos despedimos, y para la casa.

Yo me fui de vacaciones y la verdad no pensé mucho en eso, pasó y nada más. Lo bueno pasa cuando volví de vacaciones. Cuando yo volvía de vacaciones, Carla salía, por ende yo sabía que ella no iba a estar ese día lunes, el tema es que no sabía quien iba a reemplazar a Carla. Cuando llegue me encontré con mi nuevo colega, digamos que se llamaba José.

José también tenía unos 21 y también era recién titulado. Hubo desde un principio buena onda con él, nos gustaba la misma música, las mismas películas, teníamos el mismo estilo, al primer viernes ya nos habíamos ido de cervezas después del trabajo, se puede decir que lo consideraba mi amigo, la pasaba bien con él, había una química natural, como si nos conociéramos desde chicos. Ya en la tercera semana con José, nos fuimos de cervezas como las semanas anteriores, y ahí me empezó a contar que esa era la última vez porque a su polola no le gustaba que saliera a tomar cerveza, lo que me parecía raro porque yo en mi total desconocimiento de lo que pasaba no entendía, pensaba yo '¿Y porque me dice esto ahora? ¿No se supone que su polola ya debería saber que los viernes salía para otra parte?', sin entender mucho, le pregunté que cómo lo había hecho antes, y ahí me dijo que su polola estaba de vacaciones y que por eso ella no sabía. Ah, supongo que eso lo explicaba. Pero esa no era la historia completa, faltaba una parte importante... José me miró y me dijo: '¿Te puedo contar un secreto?, no le cuentes a nadie, pero la Carla es mi polola, la que trabaja contigo, ella me recomendó para entrar a la empresa'. Recuerdo cuando me dijo eso como si hubiera sido ayer, nunca me había sentido tan mal, sentía que me hubiera metido con la polola de mi hermano.

Después llegó Carla, y nunca con ella tocamos el tema, tampoco nunca se volvió a repetir, pero yo nunca pude volver a sentirme bien con José de nuevo, me daba vergüenza mirarlo a la cara. Con el paso del tiempo el sentimiento se fue borrando, pero siempre estuvo ahí. Era difícil fingir la buena onda porque con él nos llevábamos tan bien, pero yo me había metido con su polola, antes de conocerlo, pero igual, me sentía mal, sentía que había defraudado a mi amigo, y ahora, 10 años después, todavía siento lo mismo, y me sigo arrepintiendo. Trabaje ahí hasta 2015, y por esos 5 años con José fuimos un tremendo equipo, trabajábamos bien y la pasábamos bien, pero esa espina siempre la tuve, siempre que me saludaba en la mañana, o cuando nos despediamos los viernes con un estrechon de manos y un abrazo, o cuando salíamos a almorzar y me contaba cuando se peleaba con Carla.

Bueno, no se si yo soy muy rollero, o si de verdad metí feo la pata, el tema es que es una de esas cosas que estoy seguro no voy a olvidar nunca.



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