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Sureño

Quizás mi confesión no tenga picardía ni infidelidades, pero se las voy a contar igual:

Trabajo en el área administrativa hace bastantes años ya. Mi lugar de trabajo pertenece a un riconcito de Chile, donde a veces al estado se le olvida que habemos funcionarios públicos, y por ende, hace tiempo que aprendimos a arreglárnosla solos.

En el paso del tiempo, he visto cómo nos hemos ido modernizando, y he ahí el punto de mi historia. Quizás para algunos es algo “obvio”, quizás ya es parte de su trabajo hace años. Quizás no le han tomado la importancia que se merece, pero no saben cuán importante fue cuando por esas cosas de la vida el estado se acordó de nosotros y nos envió insumos de escritorio, y también “modernidad” y con ello el primer PICAPAPELES eléctrico. Lo destaco con mayúscula, porque si supieran las anécdotas que han ocurrido tras su llegada jajaja. Lo primero fue que algunos colegas buscaban papeles viejos para pasar por la “maquinita”, el “monstruo come papeles”, “la cosa” y el sin fin de apodos que ya tiene a tan poco tiempo de su llegada.

Fue tan divertido ver hasta al jefe firmar mal algunos papeles para poder utilizar el juguete nuevo (no salgan con discursos del mal uso de los recursos fiscales, ya que muchas veces hacemos la cucha de nuestro sueldo para comprar resmas de papel). Salía con el discurso “ups!, me equivoqué” y corría contento como niño de colegio, a pasar su hojita por la máquina ajjajaja...

En fin, quizás es un poco ñoña la historia, pero si se pusieran en nuestros zapatos y se dieran cuenta de la mala distribución de recursos que existe, y lo mucho que logramos hacer sin nada... hasta scanner hemos comprado con nuestros bolsillos para cumplir con la digitalización, ya que te exigen pero no te envían recursos.

Un abrazo desde este remoto rinconcito de Chile.



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