Cosmovisión particular

Nunca me voy a olvidar de cuando comencé a trabajar en un jardín infantil de campo, muy alejado de la ciudad aquí en el sur a inicios de septiembre. Les quise enseñar a los pequeños, en su mayoría mapuches y extremadamente de escasos recursos, los bailes típicos de Chile (sin dejar de lado sus tradiciones)... Y no sabían que ellos vivían en un país llamado Chile, solo conocían su comunidad y dos pueblos cercanos dónde iban al médico o realizar compras, tuve que comenzar desde el universo en adelante, para que supieran que habían cosas, lugares y posibilidades más allá del puente. Solo uno de ellos tenía TV en su hogar, así que hablé con todos los contactos que pude y compré una antena de cable de esas pre pago y comenzamos a conocer el mundo, mirábamos los animales de la selva, conocimos el desierto, la playa miramos dibujos animados. Todos y cada uno de ellos no faltaba nunca, todos querían ir al jardín.

A mis conocidos les pedía ropita y juguetes en buen estado para ellos, también entre mis colegas buscaba que apadrinaran a algunos, sobre todo a los que no tenían zapatos para enfrentar el día a día o el duro invierno sureño. Había trabajado en contextos vulnerables pero los pequeños de ese jardín se quedaron por siempre en mi corazón y cambiaron mi perspectiva de ver el mundo y como cosas tan pequeñas y comunes para nosotros, para ellos era un universo nuevo que descubrían...

Por cosas del destino tuve que cambiar el rumbo, pero siempre los recuerdo.