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Gracias a los imponderables

Con el estallido social de octubre y los asuntos de pandemia, el teletrabajo ha estado entre mis labores predilectas durante los últimos 8 meses.

En mi trabajo habitual me desempeño en labores administrativas del depto de finanzas, tengo un cargo medio con responsabilidades y entrego reportes semanales y mensuales con información crítica de la empresa.

Antes de que comenzaramos a trabajar desde casa, siempre me faltaba tiempo en el día, atendía tantas cosas a las vez que me mareaba con todo el trabajo y veía como ninguna de las actividades diarias que planeaba lograban concretarse al finalizar la jornada.

Siempre con pega, siempre en reuniones, siempre atendiendo las mismas preguntas weonas del compañerito lento que no entendió las primeras 10 veces y que sigue cometiendo los mismos errores, pero está ahí jodiéndote la existencia porque es el amigo tonto de la jefatura y si no le da pega el cabro se muere de hambre.

Pero desde que comencé a trabajar desde casa todo cambió y vi la luz tras las tinieblas.
Optimicé mis procesos, encontré nuevas formas de hacer la pega de una manera tan automática que resulta más fácil que nunca. Las reuniones importantísimas (de esas que se pueden resumir en un correo y tienen la misma efectividad) las uso como tiempo de trabajo y hago mis cosas, total, estoy allí como miembro del depto aunque mi asistencia no es necesaria.

Mis jornadas laborales puedo resumirlas a 3 horas efectivas de trabajo contínuo y el resto es tiempo de descanso, donde leo, veo series, disfruto de monitos, juego en mi consola, etc.
Tengo la suerte y bendición de que mi sueldo se mantenga íntegro y mi empresa corra con los gastos de Internet y luz por sobre consumo.

No tengo hijos y con mi pareja nos dividimos las labores diarias.

La casa está limpia, la ropa lavada, la comida hecha y nos preocupamos de darnos apoyo emocional y afectivo por todo el contexto social y de salud que nos rodea.

Sinceramente, no quiero volver a la oficina... Quiero seguir desde casa, donde puedo trabajar mejor, donde he demostrado que puedo hacerlo mejor y sobre todo porque aquí cuento con la libertad y el relajo que en la pega no tenía.

Sé que en la pega no me van a aceptar ninguna solicitud de ese tipo, ya todos tenemos claro que es por contingencia y todos el resto quiere volver.

Ya no tengo angustias ni ansiedad, ahora más que nunca soy feliz, y a veces me siento horrible por pensar que es gracias a esta enfermedad que aqueja a todo el mundo, yo puedo gozar de esa alegría.



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