Yo pensaba que las vergüenzas de adolescente se habían acabado, pero todavía en mis 30 siento que tengo que encajar en un grupo específico en mi oficina. Están los que fumen, los que no comen carne, lo que están en una relación y lo único que hacen es hablar de mi pololo/la, los adictos al fitness, los que aman el carrete y el gatorade, los que aman tanto a su mascota que es su protector de pantalla, los pesimistas que viven en guerra con los realistas, y pare usted de contar. Y por supuesto estoy yo, el que ama a sus audífonos, adora la comida chatarra y el único ejercicio que hago es subir las escaleras del metro, me pregunto dónde estará mi grupo