Amamos pero no juzgamos
(Aprovechando el día del amor)
Hace años trabajé en una empresa que me encantaba, que vibraba con sus valores, valentía y honestidad, entre otros y el equipo de trabajo que tenía era el mejor que he tenido hasta ahora, que cabe mencionar que después de todo este tiempo y cada uno con su nuevos puestos en otras empresas, aun estamos en contacto y nos reunimos cuando podemos.
En esta empresa crecí, aprendí, y me profesionalicé con lo que hago actualmente, un área que disfruto y me apasiona.
En ese tiempo conocí a quien era un proveedor, y esas cosas de la vida y un par de coincidencias y tuvimos una onda mucho más allá que cliente y proveedor, fue muy difícil mantener esa relación sabiendo que no era debida, ni acepatada profesionalmente, que “no se debe” me decían, pero mi corazón decía lo contrario, y competía día a día con mi mente y mi ética.
Un día decidí hacerlo público en mi empresa, teniendo en cuenta uno de los valores más importantes que era la valentía, se lo conté a mi jefe, le conté lo que me pasaba, pensé; es humano y entenderá, y así fue, me sentí realmente respaldada y valorizada por mi trabajo y no por mi situación personal, había pasado casi un mes y sentía que estaba en la empresa correcta.
Luego las cosas cambiaron, pasó esto a un comité, subió todos los escalones que podía subir, firmé y firmé documentos de conflictos de intereses contando una historia que para mí era muy personal, fui juzgada por quienes incluso no me conocían y desde el Olimpo alguien me dijo “que firmes esto no significa que lo aceptemos”... Después de unos días se acercó a mi el abogado con una carpeta en la mano, a quien llamábamos “La Muerte”, porque siempre que se acercaba a alguien, era despedido. Y esta vez fui yo.
En ese tiempo el era el proveedor top, para un servicio fundamental, que también fue vetado. Con el tiempo volvieron a llamarlo.
Siempre supe que esto podía pasar, muchos me dijeron que no declarara nada, pero yo pensaba “siempre con la verdad por delante “ sentía que no estaba haciendo nada malo, mi relación era tan linda, tan real, y tan importante cada día, que valía la pena arrriesgarme.
Afortunadamente solo pasaron 6 días y ya había conseguido un nuevo trabajo que me abrió la mente para seguir perfeccionándome, teniendo mejores y más grandes desafíos... Hoy agradezco todo lo ocurrido, de otra forma no estaría donde estoy hoy .
Y para quienes tienen la duda, si, seguimos juntos, nos casamos hace 2 años, tenemos una vida bonita, no nos falta nada, tenemos una familia hermosa y estamos planificando que siga creciendo.
Después de casi 5 años puedo escribir esto con una mirada distinta, se que éticamente no es correcto, pero créanme que jamás en mi vida podría arrepentirme de lo que hice.