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El sol y las redes para niños

Hace unos días escribí sobre lo inapropiado que los políticos se metan a legislar en cosas que atañen a los padres o tutores de menores como es el uso de las redes sociales. No quiero entrar en la complejidad sobre como afecta el uso de las redes sociales a nuestros retoños, porque, francamente, ese es un debate para otro día. El verdadero espectáculo aquí es la manía de aquellos que nos gobiernan por legislar cada pizca de nuestras vidas, con el ridículo argumento de siempre: 'la salud pública'.

Imaginemos que a los parlamentarios se les ocurriera prohibir a los niños que tomen sol! Imaginemos un mundo donde el Estado nos dicte horas y minutos exactos que nuestros hijos pueden pasar bajo el sol, no vaya a ser que les dé por disfrutar demasiado de la vitamina D. Ridículo, no? Pero si piensas que es un problema real de salud publica y que los niños tienen pieles muy sensibles y que la acumulación de exposición solar, está demostrado que las posibilidades de melanomas y otros tipo de afecciones a la piel aumentan varios grados. Además justificarían que los papás no pueden estarse fijando siempre en si se asolean o no sus hijos.

Ay, qué poco confiables somos los padres que nos atrevemos a mandar a nuestros niños al parque sin un reglamento estatal del SPF adecuado! Quizás deberíamos proponer que una brigada de funcionarios públicos se encargue de medir con precisión milimétrica cada rayo de sol que acaricie la piel de nuestros hijos, y que además otorguen certificados de exposición solar segura... Que no se diga que no nos preocupa el bienestar de las futuras generaciones!

Porque, así es como empieza todo: con intenciones santas y argumentos que harían llorar de emoción a cualquier médico colegiado. Pero no nos engañemos, como bien decía un viejo refrán (escrito probablemente por un político que olvidó seguirlo): 'el camino al exceso de regulación está empedrado de buenas intenciones'.

Estimados padres y guardianes del sentido común, a recordar que quizás el verdadero riesgo para la salud pública sea dejar que los gobernantes se conviertan en niñeras. Dicen que el sol no se tapa con un dedo, pero parece que nuestras libertades, con un puñado de leyes, sí.

Con una sombra de ironía y un rayo de preocupación,



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