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De esos tantos trabajos que tuve para pagarme los estudios siempre me acuerdo de una vergüenza que pasé cuando trabajaba de partime como camarera en un motel. Hoy no entiendo como fui tan inocente por no decir hueona jajajaj. Siempre revisabamos las habitaciones antes que se fueran los clientes porque por muy pitucos que fueran eran re buenos pa robarse las toallas.
En una de esas revisiones, entre las sábanas, encontré una especie de consolador pero era muy blando, como un condón grueso con cabecita falsa. Salí rápido a devolvérselo al cliente y el se bajó 'rojo' del auto a decirme en voz baja 'no mijita si es desechable, y escóndalo porque todavía no me cachan que la tengo chica. Gracias mijita'.