Vidas entrelazadas
La verdad es que no conocía esta página. Cerré mi cuenta de Facebook hace años, pero mi hermano, por alguna razón que desconozco, era la única red social que tenía. En los próximos días se cumplirá un año desde que mi hermano falleció, y hace muy poco tuve el valor de revisar su notebook. De hecho, estoy escribiendo esto en él. Sentía una especie de respeto, recelo o quizás temor respecto a lo que encontraría. La verdad es que todo fue bastante 'normal': documentos relativos a su trabajo, fotos y proyectos inconclusos, todo muy ordenado en carpetas separadas. Algo esperable de él. Lo único extraño fue un enlace a un vídeo de una canción llamada "I'll Be Gone" de Avicii, y me dio mucha pena cuando la escuché.
Él fue quien escribió las confesiones #39395 y #38534; las tenía guardadas en Facebook. La verdad, sentí mucha pena al leer sus palabras porque nunca nos dijo nada. Siempre fue una persona reservada desde que tengo memoria. Era tres años mayor que yo, y nuestros padres fueron mucho más severos con él que conmigo, quizás porque era hombre. Siempre tuvo buen desempeño en el colegio. Luego, entró a estudiar odontología y tuvo varios tropiezos (quienes conocen de cerca la carrera saben de lo que hablo), pero nunca se rindió. Terminó la universidad, pasó por trabajos mediocres, pero nunca se quejó. Ahorró y estudió ortodoncia. Ahí, finalmente, su vida, y de paso la nuestra, cambió porque empezó a ganar mucho y aportaba en casa, pero al costo de tener que viajar y trabajar mucho.
Se mudó de ciudad con una oferta de trabajo en un lugar estable, y se fue solo a otra ciudad, a unas 4 horas de la nuestra. Allí conoció a Javi (a la que denominó como 'J' en la confesión original). Sé que salió con un par de chicas antes, pero nunca las presentó en casa ni llegué a saber sus nombres. Yo la conocí una vez que viajé a visitarlo. La forma en que nos conocimos fue extraña porque me dijo: 'Oye, puede que venga mi polola a la casa, a veces viene a comer algo o a descansar cuando tiene tiempo libre en la universidad', y yo quedé en shock cuando me lo dijo porque no me dio más detalles y se fue a trabajar. Después supe que a ella le dijo: 'Mi hermana está en la casa, por si vas, no te sorprendas'. Él arrendaba y vivía en un condominio, y el conserje conocía a la niña; ella tenía llave y todo. Quizás lo hizo para picarnos la curiosidad a ambas, y paf, llegó como al mediodía. Tremenda fue mi sorpresa cuando la vi, porque claro, mi hermano tenía 33 y ella, con suerte, unos 23-24, una jovencita preciosa con todas sus cosas bien puestas. En lo personal, me dio cosa que fuera tan joven.
Al principio fue un poco incómodo, pero nos pusimos a conversar. Me contó cómo se conocieron, qué le gustaba de él y lo bien que se llevaban. Era una chica muy agradable, y se nos pasó la tarde conversando. Cuando le pregunté por la diferencia de edad entre los dos, algo que me hacía mucho ruido, me dijo una frase súper potente que nunca olvidaré: “No es lo mismo ser la mujer de un niño que ser la niña de un hombre”. Al compartir con ellos unos días, me di cuenta de la conexión especial que tenían entre ellos. Realmente parecían una pareja hecha en el cielo. Mi hermano, siempre tan reservado y distante, era completamente irreconocible, casi como un cachorro, cuando estaba con ella. Se reían, bromeaban, se hacían cariño, se complementaban, y todo parecía muy saludable y bonito.
Tras compartir con mi hermano y esta niña, me fui de vuelta a la casa de mis padres con la sensación de que por fin estaba todo bien, de que esa chica le hacía muy bien. Pero nunca me dijo que ella falleció ni la forma en que pasó. Para las festividades del año 2022, cuando vino a la casa de mis padres, lo vi mucho más flaco (antes era 'fit'). Ya no se veía saludable. Pensé que tal vez estaba trabajando mucho. Le pregunté por Javi, cómo estaba, y me respondió: 'Ya no estamos juntos, por motivos de fuerza mayor. No quiero hablar de eso, por favor'. No insistí mucho más en el tema, ya que sabía que tenía problemas con la familia de ella.
Para la Navidad, nos hizo regalos bonitos y caros. Pasamos las festividades juntos, y ya pasado el año nuevo nos comentó que tenía pensado tomarse un receso de su trabajo en febrero y que quería viajar por carretera para conocer otros lugares. Y así fue. Acercándose la fecha, viajó a nuestra casa. Se veía igual de demacrado, ojeroso, cansado. Viendo hacia atrás y haciendo la reflexión, estaba profundamente triste. Pasó unos días con nosotros, hubo risas, asados con mi papá, jugamos Mario Kart (nunca le pude ganar), salimos, y en general todo parecía “bien”. Luego juntó sus cosas y se fue. Cambió su teléfono y el número, ya que el otro lo había perdido (según él), y de vez en cuando era bueno cambiar de número, algo rarísimo ya que desde que yo recordaba siempre había tenido el mismo número. No era una persona de cambiar cosas y cuidaba los celulares y todas sus cosas en general, casi como si fueran un hijo. Prometió ponerse en contacto con nosotros cuando pudiera, pero con regularidad, y así se fue.
Pasaron los primeros días y todo bien. Fotos de algunos lugares, se veía que estaba disfrutando su viaje, hasta que un día se cortó la comunicación y no supimos nada más. Mi mamá se preocupó, fueron a poner una presunta desgracia, pasaron los días y nada hasta que un día llegó esa fatídica noticia de que encontraron el auto de mi hermano caído por una quebrada y parcialmente incendiado. Ese era el auto que le traía malos recuerdos, un Porsche Cayman negro, en un lugar donde pasaban casi los lugareños nada más. Solo se dieron cuenta porque la barrera estaba rota de que había ocurrido un accidente. No pudieron determinar la causa; la autopsia salió 'limpia', no había alcohol, nada de drogas ni fármacos. Solo creen que se puede haber quedado dormido, porque ni marcas de frenado había para decir que habría perdido el control o se le cruzó un animalito. Yo no creo que eso fuera así, más tomando en cuenta el enlace a esa canción. Me hace pensar que él tomó su propia vida de esa forma.
Su funeral fue muy triste porque, aparte de algunos familiares, unos vecinos, un par de conocidos y la chica que fue su asistente (la que más lo lloró, al final era la persona que más compartía con él), no fue nadie más. Ni sus colegas ni "amigos". Nada. Luego tuve que viajar a su casa a juntar sus cosas. Regalé casi todo y solo me llevé sus cosas personales. Allí descubrí que había dejado pagado el arriendo por adelantado varios meses. Encontré su celular antiguo, donde estaban las conversaciones y las fotos y videos de ellos, sus playlist (nunca lo perdió), una parte importante de su vida. Su notebook, carpetas con “papeles”, donde había una póliza de seguro donde me dejó de beneficiaria de una gran cantidad de plata y otra para su asistente, una escritura de una parcela que había comprado. Mi mamá no sabe de la plata porque literalmente quema la plata que cae en sus manos, y es una suma grande. Yo la tengo ahí porque siento que es plata sucia, porque fue a expensas de la vida de alguien.
Su asistente se sorprendió con el gesto. Nunca lo esperó. Ella es mamá soltera y me dijo que el doctor, a pesar de ser mañoso, siempre tuvo un buen corazón. Demostró eso desde que le dio trabajo, a pesar de que en muchos lugares la descartaban por tener un hijo, y siempre la trató con respeto y cariño. Y que esa platita la usaría para comprar una casa para ella y su hijo.
Por mi parte, me gustaría iniciar una ONG con esa plata o aportar a algo así que vele por el bienestar mental de los hombres. Ellos están completamente abandonados por el sistema y, en realidad, por todos. Y casos como el de mi hermano deben existir muchos. Perdón por lo extenso de todo esto, pero es la forma que tengo de compartir esta historia triste y para que ustedes, si tienen un hermano o amigo que está solo o pasando por momentos difíciles, lo apoyen o pregunten realmente si está bien o si necesita ayuda. Quizás podrían, sin saberlo, salvar la vida de alguien.