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Las cosas cambian

La confianza es un tema que me ha generado miles de atajo en los últimos años, me limité a nivel laboral, amistad, familiar y en el amor que decir, fui un fiasco.

Desde que tenía 14 años ( hoy tengo 36) mi vida fue un ir y venir entre siquiatra y sicólogos, pastillas, reiki, hipnosis y cuánta cosa me pedían hacer. En resultados siempre lo mismo, veía el mundo avanzar y yo bien ahí estancada reprimiendo todo, regulando cada vez más lo que decía porque al resto ya le parecía demasiado rara mi forma de ser. Hasta que con la última sicóloga que fui hace seis años atrás un tratamiento largo y el único con el cual senti que realmente avancé, de hecho pude lograr mi alta después de dos años y la verdad fue la raja, me sentí liberada, no se imaginan la mochila que sentí dejar de cargar.

Me volví a enamorar, en la pega empecé a rendir la raja y logré un buen ascenso que me permitió una estabilidad económica bakan.
Dentro de toda esta nueva oportunidad en el amor, estaba hasta las patas de enamorada, comenzamos como amigos y compartiamos muchas cosas emocionalmente hablando y disfruté de cosas que no había hecho en mi anterior relación, por miedo y la confianza que antes no tenía.

Cuando con este nuevo chico las cosas avanzaron, dos años después de conocerlo, ya estaba más arriba de la nube y me dediqué a disfrutar nomás. El tema está en que comencé a cachar que si bien yo fui su 'amiga' el nunca tuvo un sentimiento más profundo por mi.

En una de nuestras tantas salidas fuimos a ver una banda en vivo que a ambos nos gustaba, bebimos lo mismo, un vaso de cerveza recuerdo y después pedimos otro igual, recuerdo que cuando la compramos el y el compadre que estaba en el bar bromean diciendo ' que no se acuerde de nada', lo tomé como una broma (error) ese fue el segundo vaso y último de la noche.

Llegamos a mi departamento, las intenciones eran claras, desde que salimos del lugar hasta mi hogar tengo recuerdos entrecortados.

De lo que pasó después durante toda la noche solo son recuerdos como fotografías, nada muy concreto. En todos ellos el estaba sobre mi.

Cuando pude tener claridad de lo que pasaba a mi alrededor ya eran pasado medio día, el ya no estaba, estaba solo con mi ropa interior puesta y al sacarla noté sangre. Esa fue la última vez que lo ví, no me habló nunca más y obviamente nunca lo busqué.

Han pasado dos años de esto y desde entonces empecé perder eso que tanto me costó recuperar. Muchas veces trato de hacerme la weona para olvidar y seguir nomás, no me queda de otra. No he vuelto con mi sicóloga porque a pesar de todo siento que la culpa es mía, yo confié en el.

Laboralmente hablando tengo mis altas y bajas, no me he vuelto a enamorar, sigo peleando por lograr estabilidad y recordar todo eso que me enseñó mi último sicóloga. Se que nada volverá a ser igual, pero sigo intenadolo.

Cuidense chiquillas...



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