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Lo laboral al final

Estoy con apoyo psicológico y paso a exponer mi historia, como una forma de desahogo.

Soy hombre, tengo 37 años. Con una carrera en ascenso a pesar de las dificultades mundiales. También tradeo de manera eficiente, así que estoy con un buen pasar in crescendo. Con eso, puedo decir que podía tener una vida holgada con mi esposa de 5 años de relación. Ella, profesional, con una pyme exitosa.

Eso nos permitió soñar en grande y Ana, el nombre ficticio para ella en esta historia, quedó embarazada en nuestro tercer año de matrimonio. Yo estaba demasiado feliz, era lo que más deseaba en el mundo. Que el amor de mi vida me diera un hijo, pero el destino no lo quiso así y al cuarto mes de embarazo, lo perdimos. Era pronto aún para determinar su sexo, pero habían altas posibilidades de que fuera varón y lo había nombrado Andrés. Le hicimos un funeral, tanto para darle dignidad como consejo de profesionales para poder llevar esta pérdida tan dolorosa de manera más sana.

Ambos fuimos a terapia, estuve con Ana en todo momento. Ella parecía estar mejor, paso a paso recuperándose, volviendo a retomar su vida. Médicamente, ella podía volver a ser mamá, así que quedaba esa esperanza para futuro, para cuendo ella lo quisiera y se sintiera lista. La apoyé en todo y ella a mi, cuando falleció mi padre un año antes de lo del bebé. Era una mujer cariñosa, aperrada, éramos amantes y los mejores amigos. Es de las mujeres que un hombre daría su vida, así la amaba.

Llegó la cuarentena y la mamá de Ana, que vive sola porque los otros hijos y sus nietos temen contagiarla, nos hizo pasar un susto, así que ella decidió ir a estar con su mamá y cuidarla. Que además, le haría bien para su proceso. Internamente no quería que nos separasemos, pero es su mamá, obvio que accedí ir a verla los fines de semana.

Pero cada vez la sentí más distante, progresivamente más ocupada y pasó que un fin de semana no quiso que fuera y al preguntarle qué pasaba, me dijo que se había dado cuenta de que estaba bien así con su mamá, que quería darse un tiempo sola. Yo no entendía nada, a pesar de lo que pasó hace dos años, jamás la percibí infeliz. Ella me dijo que hubo noches en las que lloraba a solas en el baño para que yo no la notara. Que inclusive, quería dejar de comer y cosas así. Y al conversar con otras personas de lo que le pasaba, conoció por internet a otro hombre y se siente confundida con lo que siente.

Esto me devastó. Saber que no había logrado hacerla feliz me mandó a la cresta y su decisión de separarse, algo que jamás pensé que nos podría pasar, mucho menos conocer a otro hombre. Le rogué que lo pensara bien. Y qué más podía hacer? Pegarle al tipo? Luchar por ella era básicamente presionarla a volver a un lugar donde no quería estar, a mi lado y apenas pude ir a trabajar, estaba con el corazón roto. Perdí a mi hijo y mi matrimonio como si todo hubiera estado delineado como una broma de pésimo gusto. Una recepcionista de la empresa donde estoy supo que me había separado y quiso consolarme, uds ya saben cómo, le dije que no podía salir con nadie y como que le molestó. No sé, otros amigos me dijeron que muy terrible y todo, pero que diera vuelta la página. Por favor...

En noviembre me sorprendió una llamada de ella, pidiéndome que nos juntemos en un café. Me saltó el corazón, me arreglé lo que más pude, fui todo nervioso por verla después de tantos meses. Para mí, el sol salía y se ocultaba con ella. Despertar y verla a mi lado en la cama daba sentido el ir a sacarme la cresta en la pega. Quería verla, decirle que aún la amaba, que no me dejara por él, que lo dejaría atrás y que hiciéramos terapia juntos. Recobrar por lo que luchamos.

Ahí estaba ella, sentada esperándome, .más linda que nunca. Me dijo que estaba bien cuando le pregunté, pero con toda compostura, puso el anillo de matrimonio en la mesa. Me dijo que al cabo de que se cumpliera un año desde que salió de la casa, iba a iniciar el proceso de divorcio y que me contactaría su abogado, que esperaba que hubiera cooperación de mi parte. Yo tragué saliva, no me salieron las palabras. Ella se levantó y me dijo que no la contactase, que cortó con todo y que solo me comunique a través de su abogado, porque estaba embarazada de dos meses y quería que está vez resultara. Antes de que se fuera, solo atiné a preguntarle si el tipo la hacia feliz y me dijo que si. Y juzgado por su expresión, era sincera. No había nada más que hacer ahí. Eso lo podía entender, con el dolor más profundo en mi alma.

Lo que no podía entender es que ella estuviera tan fría, como si su historia conmigo no hubiera sido nada más que un trámite del que había que dar término luego. Era como si hubieran puesto un robot en su reemplazo. Mientras que yo le tuve que pedir a un amigo que se tomara un Uber y me llevase a casa, porque no era capaz de conducir así. Llegó y me llevó antes a tomar un par de tragos, para terminar llorando como Magdaleno en el asiento del copiloto, mi amigo en un comprensible silencio.

Y aquí estoy ahora, terminando de escribir este testamento que para algunos será aburrido. Estoy sentado en el borde de la cama donde nunca más la Vi despertar conmigo. Con los anillos de ambos en la palma de la mano. Dispuesto a dejarla ir para que sea feliz, con un hijo en el vientre y que tal vez se alegre de que no sea mío, por lo yeta. De que el hombre con el que está es mejor que yo. Luchando ahora para que el gusanillo de las relaciones fracasadas no me termine convenciendo de que soy un weon penca, patético, que no es capaz de construir una familia.

Mañana dejo este departamento, mi mamá y hermano se encargarán de vender todo aquí. Me iré a un lugar donde en cada rincón no esté su fantasma. Dónde no me duela pasar por la pieza que se supone, sería de Andrés. Mañana será otro día donde me esforzaré para afeitarme y dar lo mejor en el trabajo. Dónde no me cuestione si estaba muy apegado por seguir amándola aún después de 5 meses de separacion. Espero que la última navidad y año nuevos más miserables de mi vida sean los últimos así. No sé si vuelva a amar alguna vez, pero al menos, haré el intento por estar en paz conmigo mismo. Tal vez fue un tremendo error no haber llorado con ella lo de nuestro hijo. Un error garrafal. Pero yo quería mantenerme fuerte para ella. Uno de los dos tenía que ser el pilar.

Y por último, para que no aleguen. Saben dónde está lo laboral? Que parte de las razones que ella me dió de que se desencantó de mi, era que yo trabajaba mucho. Saben por qué lo hacía? Porque el sueño de ella era una casa grande, con mucho patio, dejar de seguir arrendando y quería regalarle ese sueño en nuestro aniversario.



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