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Admininstrando la vida

Soy admin de empresas y hace un par de años un conocido me invitó a trabajar en una empresa X. Cuando comenzamos a hablar, la oferta económica era mucho menor a mis pretensiones, pero me ofreció alcanzarla después de un período de prueba de 6 meses. Era con artículo 22 y tenía algunos buenos beneficios. Cuando comencé, al par de días me avisa que el puesto que iba a ocupar ya no estaba disponible y que en cambio me ofrecía el mismo puesto en la zona norte, ya que yo ya había trabajado un par de años en esa ciudad.

Comencé súper camiseteado, con ganas y motivación. Cuando conocí al equipo de la zona, me felicitaron por la motivación pero me advirtieron que por estar tan al extremo del país las cosas no serían tan fáciles. Además, mi jefe era un gerentillo inoperante y petulante, también despreciado hasta por la misma plana de gerentes.

Cuento corto, tres años en el cargo y ni 10 lukas me subieron, incluso después de pedirlo varias veces exponiendo excelentes resultados en mi labor. En una reunión, mi jefe me dijo que nuestra área, al no ser productiva, más bien generaba gastos (que eran necesarios, pero que al fin y al cabo: siempre eran gastos). Y su trabajo era: Dentro del año, reducir esos gastos y según su desempeño, en diciembre se llevaba una alta comisión de lo ahorrado. Y ahí entendí por qué nunca me subieron ni subirían las lukas.
En algún momento me avisan que por el bajo rendimiento de la sucursal; ésta se cerraría y me ofrecían dos opciones: finiquito o traslado a Santiago, bajo el mismo cargo y obvio, mismas lukas.

Acepte el traslado de Santiago, ya que se me hacía más cerca para visitar a mi familia los fines de semana.

Comencé a trabajar, pero el cargo no era el mismo y de estar en una oficina regional con vehículo a cargo y libre disposición, pasé a trabajar en un subterráneo en el piso -3, todo el día con un horario esclavizante y demandante, perdiendo 4 horas del día en movilizarme.

Quise negociar la salida, pero la empresa sólo me ofreció renunciar o quedarme, así que comencé aprovecharme del artículo 22. El cual dice lo siguiente:

La duración de la jornada ordinaria de trabajo no excederá de cuarenta y cinco horas semanales.

Quedarán excluidos de la limitación de jornada de trabajo los trabajadores que presten servicios a distintos empleadores; los gerentes, administradores, apoderados con facultades de administración y todos aquellos que trabajen sin fiscalización superior inmediata; los contratados de acuerdo con este Código para prestar servicios en su propio hogar o en un lugar libremente Elegido por ellos; los agentes comisionistas y de seguros, vendedores viajantes, cobradores y demás similares que no ejerzan sus funciones en el local del establecimiento.

Así que: Comencé a llegar a la hora que se me antojaba, incluso pasada las 3 de la tarde.

Si llegaba temprano, me iba después de almuerzo.

Si cumplía mis 45 horas el jueves a mediodía me iba y no le avisaba a nadie.

Debo aclarar, que mi gestión nunca se vió afectada ya que siempre me adelantaba a todo y si no estaba en casa, siempre tenía el pc encendido.

Un día mi jefe me empezó a llamar la atención y a controlar la hora de entrada. Así que le dije que no había ningún problema en eso, siempre y cuando me controlara también la salida y que me pagara las horas extras que hacía y si me iba a descontar le iba a cobrar las horas de los últimos tres meses.

Otro día me llama y me dice que estaba en el lugar, que me buscó por todos lados y que cómo era posible que no estuviera ahí. Para mi suerte ese día si estaba, en otro piso solucionando un problema. Nos juntamos y me preguntó: ¿qué me pasa?, si cuando entré era uno de los mejores y ahora estaba muy decepcionado de mí. Le dije que era obvio, si me estaba empobreciendo y desgastando por el mismo sueldo desde hace 3 años y medio, que no me esforzaría por más, porque no ya lo había hecho y la empresa no me había cumplido.

Al par de días después, me cita a primera hora y me ofrece: mejorar mi actitud o despedirme, y como era de esperar acepte el despido, así me iría con plata.

Con el pago del seguro de cesantía: viví varios meses y con el resto del finiquito: me devolví al norte; Hoy estoy asociado con un ex compañero de trabajo, tenemos un negocio que coincidentemente con la pandemia, nos ha beneficiado y nos va espectacular. Hasta hemos contratado a otros dos ex compañeros de trabajo.

Moraleja: Las promesas de palabra, se las lleva el viento. Y si sientes que están abusando de ti, busca la manera de beneficiarte de ello. Por último, si se te dá la oportunidad de crecer e independizarte, arriésgate y cruza el río, no hay nada más satisfactorio que trabajar para uno y no para inoperantes.

Nota, esta confesión no tiene dramas de amorosos, porque en ese ámbito me va como el traste!

Un abrazo y éxito a todos.



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