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Esto calienta a cualquiera

Esta confesión no tiene nada que ver con pensiones alimenticias ni profes con alumnas, jaja, por si acaso.

Quisiera poner en la palestra y como tema de discusión las condiciones laborales que tenemos los que hacemos docencia universitaria, pero no la docencia universitaria estilo película gringa, de universidades con profes con post doctorado y oficina propia, si no la de planteles que se acostumbraron a tener a todo el mundo boleteando.

Muchos estamos acá por elección propia y, por supuesto, asumiendo las reglas del juego. A muchos les sirve para el currículum y hay otros que necesitan la plata. Plata que, dependiendo el lugar, no es mucha tampoco (pero todo suma y 'peor es nada', ¿no?). Yo personalmente trabajo por horas en una institución en región (sur de Chile) que paga entre 9 mil y tantos y 7 mil y tantos por hora pedagógica de clases. Somos privilegiados, ya que otros pagan alrededor de 5 mil por hora (y eso que esas 5 lucas son de universidades acreditadas y toda la onda).

El tema del boleteo implica que no tengo un contrato como tal, no hay imposiciones de ningún tipo; si quiero tener derecho a salud o AFP bajo este concepto, soy yo quien tengo que realizarme los pagos en previred.

Nuestras obligaciones como docentes son las mismas que cualquier profesor universitario, sin la obligación de realizar investigación, por supuesto, pero las demás, al 100%.

Súmenle que algunas instituciones que tienen a profes boleteando mantienen de forma irregular el pago del 10% de las boletas, las cuales se regularizan en algún momento antes de la operación renta para muchos, sin embargo, he conocido algunos docentes que han tenido problemas con su declaración y pago, ya que para ellos su tema no queda en regla, lo cual habla pésimo de la universidad en cuestión.

Otro tema recurrente es el pago atrasado de nuestros honorarios, debiendo esperar a veces 1 o 2 meses luego del inicio de semestre, o bien cada mes se atrasa sin aviso 1 semana o 10 días. Todo esto cumpliendo con obligaciones, plazos, calendarios académicos, evaluando, a veces evaluando en terreno, etc (y todo 'con la cara llena de risa'). Sin contar que en estos lugares estamos lejos de tener oficina, en este caso nos sentamos en una sala normal no más. Yo personalmente no aspiro a eso ni a tener silla reclinable ni mucho menos, sólo lo hago para ejemplificar.

Quienes nos desempeñamos y permanecemos en este campo asumimos condiciones y riesgos, pero no dejan de hacerme ruido las situaciones recién planteadas, cuando aún creo (seguro con ingenuidad) que la educación superior debiera desempeñarse en estándares altos en todo sentido, uno de ellos la remuneración de quienes realizan una parte importante del trabajo, como es la formación de futuros profesionales. Ojo, no pretendo que me paguen hasta por las ganas, pero mi término 'altos estándares' los refiero a pagos con puntualidad, MÍNIMO).

No me considero nada especial ni tampoco me juro víctima de una situación así; es más, mi punto va a que veo cómo desde hacen años se consolidó la cultura/ mala costumbre de tener boleteando a profesionales que cumplen horarios de lunes a viernes o sábado, gente a honorarios en el sector privado como público, boleteando en municipalidades u organismos emparentados, no deja de llamarme la atención esta nueva (ya ni tan nueva) costumbre de tener 'empleados' con poquísimas garantías laborales, lamentablemente.

En este sentido creo que como país hemos retrocedido enormemente.

Gracias por leer.



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