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A no rendirse

Tengo 24 años, soy hija de una mamá soltera que con mucho esfuerzo nos sacó adelante a mi y a mi hermano mayor.

Estudié una carrera profesional de la cual egresé el año pasado, estudie con crédito los primeros dos años y luego pude obtener la gratuidad, lo cual agradezco inmensamente.

Mi mamá es Educadora de Párvulos y hace aproximadamente 5 años la despidieron de su trabajo. Fueron tiempos muy duros, ya que la vi apagarse poco a poco y de alguna manera tuve que hacerme cargo de muchas cosas nuevas para mí.

Siempre he trabajado para aportar, para tener algo de plata y también para sentirme útil. Cuando estaba en el colegio trabajé en Mcdonalds, algunos días después de clases y los fines de semana, también trabajé de vendedora en patronato y en otras tiendas part time por el tema de flexibilidad con mis estudios. Sin embargo, cuando mi mamá quedó cesante se nos vino el mundo abajo.

Ella entró en una depresión profunda, creo que yo también. Traté de apoyarla, pero no se dejaba ayudar, por lo que sentía que yo no tenía las herramientas necesarias para levantarla. Al comienzo tiró curriculum, iba a entrevistas, pero luego después de meses dejó de hacerlo, por lo que se estancó. Incluso muchas veces la pille llorando y tomando sola. Nuestra relación se fue desgastando, muchas veces discutíamos porque, no sé si por mi inmadurez, no lograba entender como se había dado por vencida, pero ahora entiendo que la depresión es un proceso muy complejo.

Comencé a trabajar de empaque los fines de semana, hacía doble turno de 8 a 11 de la noche, y también realizaba algunos trabajos freelance para tener más plata para la casa, para la micro, para mis materiales, etc. Fueron años difíciles, por un lado tratar de levantar a mi mamá, y por otro hacerme cargo de la casa. La verdad es que la plata no alcanzaba para todo porque tenía que pagar dividendo, luz, agua, comida, etc. Siempre priorizamos el dividendo, y al menos tres veces nos vinieron a cortar el agua y teníamos que rogar para que no lo hicieran y nos dieran algún plazo. Muchas veces tuvimos el refrigerador vacío, como muchas familias, y bueno, muchas otras situaciones muy angustiantes.

Recuerdo que andaba muerta de sueño, angustiada, dormía la nada misma por la preocupación sobre mi mamá, la plata y la carga académica, nunca me eché un ramo pero comencé a bajar las notas. Realmente no sabía si íbamos a llegar a fin de mes y si finalmente lograría sacar mi carrera.

El año pasado, cuando mi mamá decidió salir del hoyo, comenzó a vender aguas minerales en el metro. Salía con su carrito muy pesado. Tuvo que lidiar con dolores de espalda, con los guardias del metro y con malos tratos. Claramente no es el trabajo ideal, pero sí es un trabajo honrado que le permitió recuperar la confianza en ella.

Finalmente logré egresar, logré seguir trabajando de empaque para sostenerme mientras encontraba trabajo. Estuve muchos meses buscando pega, fui a al menos a quince entrevistas en la cuales al momento de, me decían que necesitaban personas con experiencia. Fue un proceso frustrante, pero finalmente encontré una pega buena que inicialmente era solo por un proyecto de tres meses, sin embargo, creo que por mi buen desempeño y ganas de aprender me hicieron contrato indefinido.

Y bueno, gracias a la vida, actualmente me va bien, lo principal es que trabajo en lo que me gusta, también tengo un buen sueldo para ser mi primer año laboral. Finalmente mi mamá se levantó y encontró una pega que si bien no es en su profesión, la hace feliz.

Escribo esto para dar motivación a quienes están pasando por malos momentos, sobre todo ahora con la pandemia, para quienes tienen depresión, para aquellos que llevan años trabajando y de un momento a otro su empresa los desecha, o para aquellos egresados que aún no encuentran pega. Aunque suene cliché, SE PUEDE y lo malo no dura para siempre. Creo que lo importante es ser perseverantes, tener paciencia, tener objetivos y NO RENDIRSE. Sé que es difícil, que no todos tenemos las mismas herramientas y las mismas oportunidades. También sé que no hay que romantizar la pobreza, hay muchas personas que viven lo que viví yo, incluso situaciones mil veces peores, pero de todo corazón desearía que nadie lo viva.

También debemos ser empáticos, ayudar a quien lo necesita, mirar más alla de nuestras narices, siempre hay gente que está peor que uno, no cuesta nada aunque sea interesarse y escuchar al otro, y si en alguna oportunidad uno tiene un poco más, por qué no dar una mano?

Ah, también quiero dejar una pequeña reflexión sobre los empaques y los vendedores ambulantes. Muchas personas los miran por debajo del hombro, como empaque muchas veces no me respondían ni el saludo, no me daban las gracias, o derechamente me trataban mal. Creo que no cuesta nada mostrar un poco de educación, mínimo dar las gracias. Los empaques por lo general son estudiantes con distintas realidades, muchos son el sustento de sus casas, tienen familias, hijos, etc. Respecto a los vendedores ambulantes, también son personas que con mucho sacrificio se ganan la vida honradamente. SEAMOS EMPÁTICOS.



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